martes, julio 19, 2016

Relato cronológico del Encuentro en El Gato Negro

La estratégica cita en El Gato Negro nos permite testimoniar la evolución comercial del local vecino anunciado de cierre inminente, colocando a los dueños de la librería Adanbuenosayres en el género de ficción metafísica discontinua, dado el cambio de ideas, definidas perennes en el imaginario colectivo a mera circunstancia de cálculo enunciativo.

Con tiempo justo para una visita breve al negocio de la esquina dedicado a la venta de devedés de cine histórico (hasta 1980) con adquisición incluida de una copia de un largometraje de tres horas de 1962, arribé puntual a las 18:30 horas al pactado sitio de Encuentro. Recorrida la planta baja de la Especiería/Café, sin hallar conocidos en el atiborrado salón que ni una sola silla vacía tenía alrededor de las mesas de menudo diámetro, emprendí con el primer piso por una escalera que intuí trabajosa para determinados miembros de nuestro grupo con dificultades momentáneas en sus articulaciones. 

A la vereda fui a dar, pues era sabida mi pronta partida a trabajar. Demoró instantes la llegada inesperada y festiva del experimentado joven becero benceno con quien nos fundimos en un cálido abrazo de reencuentro. Concentrados en nuestra charla luego de una nueva verificación de la falta de espacio dentro, descubrimos poco después, demorados a unos pasos de nosotros a naufragante y laloaz intrigados del por qué de la charla en la vereda y no alrededor de una mesa. Mientras evaluábamos la posibiidad de sentarnos en las gradas donde está representado Minguito Tinghitella, llegó elidanora. Repartí los libros prometidos a destinatarios diversos. Es todo lo que puedo narrar sobre los veinte minutos iniciales de una reunión de parados. 

La continuación queda a cargo de quien quiera completar la crónica.

Puedo agregar que al día siguiente vi entre las liberaciones de ese miércoles una novela con más de diez años de viaje acumulado:


akahige-nide


¡Buenas! Tomo la posta hasta donde me quedé.

Casi al instante nos enteramos de que normarisso estaba arriba. Así que subimos y nos fuimos apoderando poco a poco del rincón: normarisso, laloaz, naufragante, elidanora y quien escribe. En contraste con el estilo del lugar, lo más razonable era el chopp por el que decantamos con laloaz, y en el resto de la mesa circularon tés y cuadrados varios (además de los libros, claro). 

Con el avance de la tarde se fueron sumando mojarritas, siluvana, nahirbengoe, y mycolorbuttons (espero no olvidarme de nadie, si es así avisenme y la próxima reunión voy de rodillas sobre granos de maíz partido). En algún momento de la noche nos enteramos de que orange_cubik finalmente no podía acercarse porque la retenía la gente de su trabajo. 

La charla seguía con su habitual indescriptible mezcla de temas cuando los muchachos del bar, preocupados por irse, nos pidieron que bajemos porque cerraba el piso de arriba, así que nos ubicamos en una mesa que prácticamente cortaba el paso, estirados como jugo de pobre y serpenteando alrededor de una columna. 

Sobre las 21, arrancó normarisso y al ratito nomás yo también. Así que otro tendrá que seguir adelante y contar el fin. 

benceno

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