Los "libros con alas" llegan a la Argentina
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La organización Bookcrossing libera libros etiquetados para que los lectores los recojan y luego los devuelvan al sistema
Antes, había un código. Jamás se cruzaban cara a cara, nunca hablaban por teléfono: sólo se conocían por apodos en Internet. Los unía solamente la común pasión por la caza. No de patos, palomas o animales salvajes: la caza de libros.
Como los mejores cazadores deportivos, las más de 600.000 personas que formaron parte del movimiento internacional Bookcrossing (intercambio de libros) desde sus inicios en los Estados Unidos, en 2001, hasta su actual ramificación internacional, que incluye a la Argentina, se dedicaron a capturar y liberar libros como agentes secretos. También forman parte de esta tendencia Alemania, Francia, Inglaterra e incluso algunos países asiáticos, como Tailandia.
¿Cómo es el procedimiento? Con nombres falsos registran los libros que reúnen en el sitio www.bookcrossing.com y los liberan en lugares públicos, a la espera de un cazador que, como ellos, continúe la cadena. En plazas, cajeros automáticos, bares o en el asiento del colectivo, un transeúnte puede encontrar las presas liberadas, listas para ser tomadas otra vez. Cerca de 4 millones de libros recorren actualmente el mundo de este modo.
Con esto se intenta aumentar el hábito de la lectura y, claro, mejorar la calidad de libros que se eligen.
Ahora, por primera vez desde que el movimiento comenzó, no un sobrenombre más, como Iluza o RaquelC o Benceno, sino una auténtica editorial comercial de importante peso en el mercado hispanohablante aceptó sumarse a esta comunidad libertaria.
A manera de festejo del 50 aniversario del premio Biblioteca Breve, la española Seix Barral, del Grupo Planeta, donó el sábado cerca de 1200 textos para Bookcrossing, que llegarán también a la Argentina.
"La idea es acercarnos a los lectores de una forma original", contó a LA NACION Ana Camallonga, vocera de la editorial. Los libros, todos ganadores del premio Biblioteca Breve, serán repartidos desde los centros que Planeta posee en Rosario, Córdoba y Buenos Aires.
La liberación de Seix Barral se convirtió en las últimas semanas en el principal tema de discusión en los foros de los grupos argentinos, que reúnen a unos 2500 "beceros", como se autodenominan, concentrados mayormente en los grandes centros urbanos.
¿Dónde, cuándo y cómo liberar los libros? Las propuestas, a pedido de los miembros, permanecen en secreto. Todos quieren ser testigos de la cara de sorpresa de la gente que los encuentre.
En la jungla
Soltar un libro en "la jungla", es decir, liberarlo en un espacio público, no es tarea fácil para los principiantes. "Al principio, liberaba sólo los libros que tenía repetidos -admitió Rastelman, becero porteño que, como casi todos, prefiere ser conocido por su seudónimo-. Pero con el tiempo me animé a soltar libros que amaba y, aunque fue muy difícil al comienzo, vale la pena sentir esa sensación de que estás colaborando con la biblioteca global."
¿Cómo se reconoce un libro de bookcrossing ? Difícil no identificarlo. En primer lugar, llama la atención ver un libro abandonado. Pero, si no bastara, cada uno lleva códigos de identificación y etiqueta, que dicen: "Hola, bonjour, gouten tag!"; "Soy un libro muy especial", y "Leeme y liberame". Los lectores anteriores de la obra suelen agregar algunas líneas, para dejar la huella de su paso.
Quien encuentra el libro puede ingresar el código en Internet, leer lo que dijeron sobre él quienes lo leyeron antes y dejar su propio comentario.
"Es como leer acompañada de gente de todo el mundo", explica Iluza, quien asegura que nunca se va a dormir sin leer aunque sea diez líneas.
Los más entrenados, como RaquelC, acumulan en su haber más de 800 liberaciones y cerca de 600 capturas. "Incluso hay un libro mío en Tailandia y otro en Santiago, Chile", se ufana.
Tonto es el que presta un libro y más tonto el que lo devuelve, dice el refrán. Para aquellos enamorados de ciertos libros, que quieren compartirlos pero no perderlos, existe la opción de crear un "libro anillo". Es una cadena, pero que termina donde comenzó: los libros vuelven a su dueño original. ¿Y vuelven? "Sí, a veces tardan un tiempo, y hasta cruzan fronteras, pero vuelven", confirma Daniel akahige-nide, otro cazador con seudónimo.
Cara a cara
Si bien los nombres de fantasía y el contacto por la Red buscan mantener el anonimato, quienes se animen pueden participar de encuentros grupales, donde se lanzan cada vez nuevos desafíos. Los beceros porteños suelen reunirse en el café La Opera, en Corrientes y Callao, una vez al mes, para intercambiar libros y opiniones. También en Córdoba y en Rosario hay beceros que se juntan mensualmente. Fotógrafos, cafeteros, diseñadores: muchas son las profesiones de quienes forman parte de este grupo; el amor a la lectura los une.
El primer gran desafío es animarse a liberar, pero, una vez cumplido, todos quieren más. Los beceros proponen entonces una serie de juegos que toman muy en serio. Uno de ellos, por ejemplo, consistió en leer grupalmente al menos un libro de cada uno de once países sudamericanos. "Este desafío nos llevó a investigar nuestra literatura y darnos cuenta de que hay países de los que se conocen muy pocos escritores", cuenta akahige-nide.
En 2006, el desafío fue leer entre todos 5000 libros, sin repetir títulos. Se anotaron 140 beceros argentinos y superaron su propia meta. "Así logramos que más gente se mantuviera activa en bookcrossing ", observa Benceno.
Pero no todas las lecturas resultan igualmente atractivas. En la última reunión en La Opera, junto con obras de Marco Denevi, Jorge Edwards y Juan Carlos Onetti, había uno que nadie quería llevarse: Guía práctica para el cultivo del maíz .
"Amo leer, pero todo tiene un límite", dijo, risueño, Rastelman. Entre bromas, pizza y cerveza, el grupo planea ahora su siguiente desafío: la liberación de los libros que llegarán desde España.
Sol Amaya
En tránsito
Para reconocerlos
Una etiqueta identifica al "libro libre" y da instrucciones para hacerlo circular
Huellas virtuales
En la primera página, un código permite rastrear en Internet el camino que la obra recorrió, con comentarios de anteriores lectores.
Movimiento global
Hoy hay 4 millones de libros recorriendo el mundo y más de 600.000 personas formaron parte del movimiento.
Argentinos que se suman
En la Argentina ya hay unos 2500 participantes en Bookcrossing .
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